El asesino salió del bar y caminó hasta la librería. El asesino, ese asesino entró a la librería y compró un libro cualquiera, digamos las obras completas de San Juan de la cruz. El asesino, ese asesino, el criminal, dobló en la esquina de la siguiente calle y se dirigió hasta la terminal, donde sacó un pasaje a Saladillo. El asesino, ese asesino, el criminal, ese bandido, se percató de que su victima lo había visto, por eso salió de la terminal por la puerta de atrás. El asesino, ese asesino, el criminal, ese bandido, el malhechor dio una rápida vuelta a la manzana y esperó a que su victima saliera del kiosco. El asesino, ese asesino, el criminal, ese bandido, el malhechor, el maldito, encendió un cigarro y se puso otra vez tras los pasos de su victima. El asesino, ese asesino, el criminal, ese bandido, el malhechor, el maldito, el mismo, acompañó hasta la casa a su victima que al verlo echó un grito.
_¡Casi me matás de un susto, mi amor!_
_Disculpame querida, quería seguirte como un enamorado desconocido…_
domingo, 13 de marzo de 2011
El asesino
Si me cebas mate, yo escribo
Charles S. Robinson
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"Yo no te pido que me bajes una estrella azul
solo te pido que mi espacio llenes con tu luz":