jueves, 17 de febrero de 2011

La Viuda Negra




               El caso, llegó a mi escritorio una noche de invierno, de esas en que la gente prefiere morir antes que tener que pasar frío. Me lo traía un anónimo con la promesa de que me haría llegar una buena paga -con impuestos inclusive-. Decidí archivarlo en mi escritorio, para que la señora que limpia lo encontrare, me lo devolviere y lo rompiere porque seguramente ya habría caducado.
               No fue hasta que me enteré en el café de una serie de asesinatos en la ciudad, que decidí comenzar con la investigación. Cinco asesinatos en una semana no suceden todos los días y menos en una ciudad tan pequeña como ésta.
               Escribí al remitente y a la semana me llegó la respuesta en mano. La traía una mujer recientemente enviudada. Su nombre era Carmen, una cincuentona cuya sensualidad le quitaba varios años de encima.
               La primera pregunta fue cómo hizo para conservar ese cuerpo después de haber parido hijos (?). No, en serio… le hice las preguntas pertinentes que están en el formulario de todo policía. Me dijo que la boanerense ya la había entrevistado, por lo que pasamos a las preguntas comprometedoras.
_¿ Su marido poseía algún enemigo?
_No, qué yo sepa…_
_¿Su marido tenía alguna amante?
_ ¿Mi marido?
_Sí_
_No sé por qué me pregunta esto. Lo que sí sé, es que últimamente estaba teniendo mucho trabajo y llegaba a casa más tarde de lo normal
_Entiendo… ¿su marido tenía obra social?
               Cuando me harté de esa candente mujer, la despaché de mi oficina y ya nomás puse manos en el asunto. Así llegué a esa mujer, otra cincuentona cachonda, de las que se rumorea tener sangre amazona corriendo por la venas.
               Toqué a su puerta y me presenté. La mujer me hizo pasar, tal vez al verme de traje:
_Soy el detective Feuerbach-le dije- ¿Se ríe de mi nombre? ¿qué es, marxista? Je je. Estoy investigando un caso de asesinato y necesito hacerle algunas preguntas. Si gusta dejarme pasar…
_ Ahora mismo enciendo la cafetera y lo escucho.
_ Gracias, es muy ama…
               No me dejó terminar, que me hundió en un profundo beso del que no pude escapar. En un abrir y cerrar, mi ropa yació sobre el sofá junto con la de ella. El beso se prologó, descendió hacia abajo y cuando me soltó sintió unas fuertes ganas de poseerla. Ella no había alcanzado el climax aún, avisaría cuando estuviera por hacerlo. Yo accedí con una condición: que me alcanzara la camisa del sofá porque me estaba dando frío.
Ni bien se dio la vuelta, tomé mi 38 y le partí la cabeza de un culetazo. Luego telefoneé a la policía.
_ Sin apuros oficial, el criminal está muerto.
Al día siguiente, me reuní con la viuda en mi despacho. Me agradeció y le pasé mis honorarios.
_ ¿Pero sabe que fue de mi marido?-me dijo- Él siempre pidió que lo cremáramos y esparciéramos sus cenizas en el río…
_ La autopsia mostró que el cuerpo de su marido, junto con el de otra docena de hombres, se digerían en el estómago de una amante…
_Yo sabía que Roberto andaba en algo raro…
_Sí señora, parece que después de tener relaciones la viuda negra se los tragaba como una boa constructora, pero al revés.
_ ¿Y tenía el trasero grande?
_Grandísimo…
_Ahh, a Roberto siempre le habían gustado las mujeres de buenos traseros. Qué raro que usted no corrió con la misma suerte…
_No señora-le dije- aunque no lo crea, mi eyaculación precoz esta vez me ha salvado la vida.


sábado, 5 de febrero de 2011

Extra



Un estudio publicado por la universidad de Yale descubrió que el inconsciente es una persona que vive dentro de nosotros.

El pasado dos de abril del corriente año, científicos de la prestigiosa universidad de Yale, descubrieron que el inconsciente es una pequeña persona (cual animáculo) que vive dentro de nosotros. “Estamos muy contentos de haber descubierto después de tantos años de psicoanálisis de qué se trata el inconsciente humano” afirmó la directora del proyecto la doctora Yolanda Robs.
En el estudio se afirma que el susodicho es una persona de tez oscura al estilo caribeño, que vive en las sombras (como la sombra de uno) porque odia la luz del día. “Por el contrario ama la oscuridad de los párpados cerrados de los sueños” dice Jack Cappone, el jefe de investigaciones policiales del grupo.
“A través del laboratorio, logramos aislar el inconsciente de un paciente neurótico de 53 años. Lo que hicimos a continuación fue someter al Alter-ego a un interrogatorio. La muestra se mostró reacia a hablar e intentó huir, pero nosotros logramos hacerle confesar que hablaría en el momento en que menos se lo espere. En cuanto al paciente, no pasó la prueba”. Comentó Cappone.
Estudios como estos nos muestran lo cerca que estamos de comenzar un nuevo milenio y que la ciencia cada día tiene menos fronteras. Austria tiene los ojos puestos en New Heaven, gran candidato a ganarse el premio nobel de Medicina.

*Óleo: "El gran masrtubador" Salvador Dalí