lunes, 25 de agosto de 2014

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verdirroja llama de h
                              o
                               j
                               a
                                sola en la salina grande avanza con sus seis pies. Sola, sin los favores de la musa, escudriña las lagunas de la sed y se dice a si misma que bueno sería estar atada a mi palenque provinciano viendo las aguas pasar de un rio imposible, o por los menos ser el ímpetu del hombre sobre una parilla de rrrejasss. Soja, comer soja, mientras tanto. El sol aviva la llama de hojas, ahora que es toda sed ya no necesita nada. Ya dos estrellas en el cielo y cuatro pájaros azules sobre una rama seca pueblan su tumba...

Mentira!

Ahora es: las ramas secas del camino marcan su errar siempre