lunes, 28 de marzo de 2011

Vietnam





“Se puso de pie, inseguro, largo, pálido, confuso, como un vapor exhalado por la tierra, se tambaleó ligeramente, brumosa y silenciosamente delante de mío, mientras que a mi espalda las fogatas brillaban entre los árboles y el murmullo de muchas voces brotaban del bosque”
“El corazón de las tinieblas” Joseph Conrad

               Me encontraba en medio de un partido de handball, cuando fue mi turno de entrar a la cancha. La selección nacional se enfrentaba contra el equipo vietnamita, en un partido de exhibición de medio pelo.
               Con tal solo ver llegar a mi marca me di cuenta que estaba perdido. Yo, el más pequeño y morrudo de los pivots americanos de repente se las veía cara a cara con un nipón macizo y que fácilmente me sacaba dos o tres cabezas.
               El duelo, fue desparejo desde el comienzo. A pesar de que lo golpeara, empujara, o arañara, el 8 vietnamita no se movía de su lugar. Todos los goles entraron por ese lado; el enorme buda giraba sobre su eje una y otra vez y fusilaba al arquero, que nada podía hacer.
               Los golpes pasaron a ser alevosos, de modo que a las dos amarillas y varios dos minutos, quedé expulsado del juego. El mismo terminó 24 a 10 a favor del equipo asiático, con el pivot rival, Li Xhu como figura y goleador.
               Cuando la radio le preguntó cómo había estado el partido respondió: “tranquilo” sin abandonar su languidez.
               Con la llegada del 65 estalló la guerra de Vietnam. Alejado de las canchas de handball por necesidad de la patria, me vi atrincherado en un punto estratégico cerca de la frontera con Camboya.
               Estaba dormido, soñando con la gloria que no había alcanzado en el deporte, cuando nuestra tropa fue sorprendida por el ataque de una guerrilla. Desperté de golpe con la voz de fuego, y solo atiné a asir mi fusil para dispararle al vacio.
               Con el alto al fuego reinó un silencio adormecedor. Con tal solo ver llegar a mi marca me di cuenta que estaba perdido. Yo el más pequeño y morrudo de los soldados de repente se las veía cara a cara con un nipón macizo y que fácilmente me sacaba dos o tres cabezas.
               En el forcejeo se le cayó la gorra de la estrella, solo para descubrir la verdadera identidad de mi adversario. Era Xhu, el ex número 8 del equipo de handball vietnamita.

               El duelo, era desparejo desde el comienzo. Ajeno a su parsimonia, me había quitado el fusil y reducido en el piso. Cuando asió su chuchillo, dejó mi brazo libre para que tomara el mío. Muerto, su rostro recobró la parsimonia que la guerra le había quitado.

viernes, 25 de marzo de 2011

Concurso Literario



A: Nico Cornador

“Lejos de todas estas consideraciones, un grupo de literatos perezosos llegó a constituir en el barrio de Flores el célebre Comité de Colaboración Artística.”
Crónicas del Ángel Gris. Alejandro Dolina

Niki Cornador amaneció esa mañana pensativo. Aquel era el último día de plazo para presentar su obra al concurso literario de la biblioteca municipal. Apenas tocó su desayuno y presto se abocó al asunto que le concernía.
Su obra estaba prácticamente terminada, sólo faltaba hacerle algunos retoques estilísticos. Agotado, después de hacer tantos cambios a su poesía decidió dejarla como estaba.
La tarde nublada le daba un aire de melancolía. Ahora pasaba su obra a máquina, mientras tomaba un café expreso. Listas las cuatro copias, firmaba su poesía a puño y letra y las metía en un sobre de papel madera. En otro sobre, más pequeño, ponía sus datos personales y se sorprendía de que con tan pocos años la vida le haya deparado un destino de poeta.
Ahora espiaba por la ventana la tarde morir. Se imaginaba sumerjo en un videoclip de un tema de moda en el que él era el protagonista. Era un tema de amor y de a ratos lo cantaba porque bien se sabía la letra.
El café ya estaba frío. Metió todo en el sobre grande y lamió el pegamento. Luego apuró lo que le quedaba de café y cerró las persianas. Abandonó la casa.
Para la hora en que la biblioteca estaba cerrando, intercambió unas palabras con el bibliotecario y le entregó el sobre. Afuera había oscurecido y la luna invitaba a organizar otros concursos literarios. Pero esa ya es otra historia… 

jueves, 24 de marzo de 2011

Veinte megas del orto



A: Nico Cornador y Mati Presta
Veinte megas del orto
En un pueblo picapiedra
Hijo de mujeres que trabajan
de noche en la ruta
Esa es mi querencia

Luz de calle sobre los ladrillos
A contraluz de las musas
Ese castillo donde vive ella
de quien no daré nombre

Veinte megas del orto
Y una lamparita de dos veinte
Que inunda la sala de sombras
Pero no merma al poeta

Y un demo de un puto
Juego de pelea
Y ella que duerme
Ajena

Canción (des)esperada



Hoy eres una amiga
mañana serás mía
ah si... serás mía

¿Te crees lista?
si me dieras bolilla
serías mi norte y mi Dios...

Ay niña
si tu supieras niña
lo que daría por vos

Qué balcones he de escalar
Serías mi norte y mi Dios...
Dame bolilla...

martes, 22 de marzo de 2011

Poemas a Laura



¿Cuánto tiempo estuvimos bajo ese árbol que nos amparó del sol?


“Yo no soy de la generación que lee libros”
Karina Jenilek



¿Cuánto tiempo estuvimos bajo ese árbol que nos amparó del sol?
Yo no lo recuerdo…
Fue como si se detuviera el tiempo.
Tampoco sé qué me hiciste
No puedo sacar de mis labios tu sabor
Tu perfume de mi cuerpo
De mis oídos tu voz
Yo no sé qué me hiciste…
¡Quizás en tus labios había un gualicho
En tu perfume una céltica poción,
Y en tu voz un dios!
¿Cuánto tiempo estuvimos bajo ese árbol que nos amparó del sol?
Yo no lo recuerdo…



Cielo

"Ya sabes de mi Latido
Suelo encontrarme en las laderas escarpadas
Las difíciles
Peleándole a la nieve blanda en pies
Permaneciendo cuando tantos se cansan
Para que descansen en mi cabello….. "

El padre Ale (adelorenzi.blogspot.com)


Tomo tus manos y me enciendo en algo de cielo
¿Acaso no ves que tengo el alma en selo?
Entrecruzo mis dedos en los tuyos y aprieto
¿Acaso no ves que tengo el alma entre tus dedos?
Te abrazo, me besas, te beso
¿Acaso no ves que se me fue el alma en cada beso?
Lo cierto es que tengo el alma en las manos
La tenía, se me fue en un beso
Dichoso era de mí cuando a flor de piel mi alma
Podía encender en algo de cielo…


Omisión


“¿Por qué es tan cruel el amor, que no me deja olvidar?”
Ricardo Arjona. ¿Por qué es tan cruel el amor?


La muchacha que amo no vino hoy
Me dejó plantando en uno de los más viles actos
De omisión
Le lloré y pedí explicación
Mas no recibí más razón que esa:
Omisión…
Yo no sé por qué es tan cruel el amor
¿Estará Eros flagelado por un desamor?

Omisión…
Yo no sé por qué es tan cruel el amor


Amenaza


“_Yo llevaré el anillo _dijo_ aunque no sé cómo”_
La comunidad del anillo: J.R.R. Tolkien


Tu silencio convoca al concilio
De todos los magos
Que viven en mi cabeza
Quizá esos magos no existan
¿Pero cómo refutar a la magia?

Lo que digo no es una advertencia
Vamos, esto es una amenaza
Que tu indiferencia incita al olvido
Que tu indiferencia incita al desengaño
Que tu indiferencia incita a la nada

Los magos prestos están en el cónclave
Viajaron en silencio
Esperando al llegar oír de tu bonanza
Grande fue el asombro
Cuando no pude decirles de ti nada
Ni una migaja

Si nuestros roles están cambiados
Espero sepas poner los cojones
en esta balanza
Yo me contentaré con mi rol de muchacha

Tu silencio convocó al concilio
De todos los magos
¿podrás mantener viva la magia?

La verdadera historia de los estudiantes de Seed




Al verdadero Squall: Matías Presta

“La realidad no es otra cosa que la capacidad de engañarse que tienen nuestros sentidos”.
Albert Einstein


Generalmente los estudiantes a Seeds son personas dejadas, holgazanes que duermen todo el día y viven de noche. El problema reside en que el Centro de Entrenamiento (donde se encuentran las animalias que estos necesitan para superarse a sí mismos) cierra por las noches, lo que genera que ellos salgan en busca de otros lugares para entrenar.
En necesario hacer un reparo en este punto: está estrictamente prohibido abandonar el Jardín de noche sin previa autorización. A lo que veníamos diciendo de los Seeds, hay que sumarles el adjetivo desobedientes, ya que ninguno respeta la norma.
Es decir que burlan a los ostentosos guardias, con alguna triquiñuela: uno le presentaba un juego de manos o reta a un juego de cartas, mientras los demás rajan como ratas por tirantes.
Lo curioso es que, volviendo a la holgazanería de que hablábamos, los estudiantes no eran capaces de alejarse no más de unos pocos kilómetros del Jardín. Solo los que contaban con un auto o sabían montar chocobos iban hasta Timber. Los demás no abandonaban las cercanías de la escuela.
Esto, hacía que la playa, el bosque, la Cueva de Ifrit se vieran repletos de jóvenes que buscaban algo más que diversión. Era tal el tumulto y la algarabía en esos lugares que muchas veces los aspirantes a temerarios confundían a sus prójimos con bestias y se terminaban peleando entre ellos; hasta que alguien se avivaba y los separaba.
Se dice que entre ellos había una apuesta para ver quién mataba más veces a Ifrit, el demonio de fuego. Lo dicho, hacía enfurecer tanto al guardían de la cueva que por la mañana los novatos lo encontraban enojadísimo; costaba el doble o el triple derribarlo. Algunos dicen que lo hacían a propósito, incitados por sus propios instructores, como bienvenida al oficio.
Una noche, Squall se encontraba entrenando en el bosque junto con otros estudiantes a quien, dicho sea de paso, no conocía. El lugar estaba repleto, habían puesto música y se vendía alcohol. Digamos que el clima no era el más adecuado para entrenar, pero créanme que había cosas peores.
En ese momento había encontrado a unos mosquitos, pan comido para un guerrero como él. No había terminado de matarlos que aparecieron unos vagos azuzados por un gran Tiranosaurio Rex. Para hacer lugar le mataron los mosquitos, quedándose con su experiencia y drop.
_¿Hey, qué tal una doma de dinosaurio?_ propuso uno de ellos.
_..._
Squall dejó el bosque, se sentó en la hierba a la luz de la luna y se prendió un cigarro. Desde ese punto se podía ver todos los lugares de la isla de Balamb, desde Timber, hasta la playa. Corría una brisa fresca que lo adormecía.
De repente, escuchó ruido a maleza. Alguien salía del bosque, obligandolo a desenfundar su sable revolver. Los goblins, entre otras bestias, suelen merodear por esos páramos.
Extrañamente, apareció un muchacho, desarmado y vestido con ropas muy raras. Tenía los ojos levemente achinados, un poco rojos quizás de estar tanto tiempo expuesto al tufo del bosque. Parecía confundido.
_¿Quién vive?_ preguntó Squall
_Bajá el arma, yo estaba saliendo del boliche, la máquina de humo largó un chorro y cuando crucé la puerta aparecí acá_
_Seguro, y yo me llamó Seifer, ¿quién eres? Seguro un espía de otro Jardín_
_ No, no, boludo, yo te conozco, vos sos mi ídolo, pero me perdí, no sé qué hago acá, me llamo Matías_
_Ahh, ahora que lo dices me pareció haber ver tu nombre entre la lista de novatos. Bajaré el arma, pero te advierto que no hagas movimientos extraños porque mi sable revolver estaré presto a nockearte_
_Ok, debo estar soñando, pero quisiera antes de despertar hacerte una pregunta_
_Dos…_
_Decime ¿cómo puedo ser como vos, cómo puedo hacer para no despertar nunca de este sueño y pelear a tu lado codo a codo, como tu escudero?
_ ¿Cómo dices? esto no es un sueño, y óyeme: ¿cómo sabes mi nombre y ostentas ser mi idólatra?_
_Hey, vos sos Squall, sos el mejor personaje de videojuegos que se haya creado_
_¿Videojuegos?_
_Si, de Squaresoft, esa compañía son unos genios. Ahh, quisera decirte tantas cosas, pero bueno…_
_¡Hey, espera, a dónde vas, quién es Squaresoft, está el jardín en peligro, espera Matías!
Squall despertó exaltado balbuceando el nombre de Matías. Ya estaba amaneciendo y los estudiantes de Seed regresaban a sus habitaciones a terminar con la vigilia.

Consecuencias del peso de los riñones



"... y sintiendo que no podía resistir más el rumor glacial de sus riñones, y el aire de sus tripas, y el miedo, y el ansia atolondrada de huir y al mismo tiempo de quedarse para siempre en aquel silencio exasperado y aquella soledad espantosa"

"Cien años de soledad", Gabriel García Márquez


Cuando aliviané el peso de los riñones
Y miré a la cortesana
Y al dado abrigo
Y a su cuerpo de matrona
Y a sus pechos desabridos
Y a los restos de fluidos
Y a su mariposa abierta
Y a mi pene semi-caído
Y a la novia que infiel he sido
Y a mi madre en mi concepción
Y a las monjas rezando
Y al dolor interior
Y al vacío existencial
Y al pecado cometido
Y al alma por un pelo salvada
Y al verde de la esperanza
Y al corazón compungido
Y a los fines elevados
Y a los buenos sentimientos
Y al delirio místico
Y al poeta reprimido
Y al trabajo abstenido
Y al dios desconocido
Y al Corán después del juicio
Y a los ángeles y arcángeles
Y al me he arrepentido
Y a los círculos del cielo
Y a la liviandad de cuerpo
Y al espacio infinito
Y al miedo a lo desconocido
Y a la necesidad de gravedad
Y a los otros mundos
Y se va todo a la puta que lo re parió…

domingo, 20 de marzo de 2011

Mi mismo




“Y en las noches de luna se puede sentir a mandinga y los diablos cantar”
“La Salamanca”: Los Cantores del Alba


Vacio por dentro
Y sin nada que decir por fuera
Me pongo a escribir este poema
Que a los pobres de alma
Se les mete mandinga
Y por ellos habla

Tristeza como un final
Que me dejó pensado
¿Tendrán nuestras vidas créditos
Como en las películas?
Y qué lugar ocuparía
Mi nombre en tu vida

Vacio por dentro
Ni qué mandinga
Un diablicho inferior habla
Con la mejor de sus rimas
Y el diablo jugando al ajedrez
Con el hombre
Y Dios muerto ´e risa

Necesidad de purgarme
No sé de qué
Si mi alma está vacia
Y si por ella alguien suspira
¿Por qué he de darla
Y que la hagan trizas?

Triste por dentro
Vacio del vacio
Mi religión, mi Dios
Mi facebook
Mis mitos
Mi mismo…

jueves, 17 de marzo de 2011

La virgen curiosa






La virgen se pregunta cómo sería el orgasmo
Se lo imagina mondo, cuasihumano
Ella preferiría el orgasmo del alma
Que sería precoz de tanto andar penando
La virgen se pregunta cómo sería el orgasmo
Se lo imagina poesía, humano
Del orgasmo del alma estamos hablando
Que sería múltiple de tanto aguantarlo
La virgen se pregunta cómo sería el orgasmo
Se lo imagina cielo, sobrehumano
Recuérdese, el orgasmo del alma…
Que sería plenitud de condicionarla tanto
La virgen se pregunta cómo sería SU orgasmo

El Derrocamiento de la Poesía



"Los hombres no deben llorar… "
Juan-Dolores Llanto



Después del estado de sitio, se declaró el golpe de estado. Se disolvió la sociedad de poetas nacionales y en su lugar asumió un presidente de facto.
La primera maniobra fue censurar todo libro de poesía y quemar todo papel dónde se pudieran escribir versos. La ciudad fue pintada de blanco, el cielo de gris. Todo era una misma cosa, una ciudad lisa y llana, sin referencias. Por las noches las estrellas molestaban, por eso las bajaron una por una.
Los insurrectos contestaron y empezaron a escribir en verso sobre el fondo blanco. Primero los edificios principales, después las plazas, los teatros y los estadios. Los dictadores salieron a reprimir con autobombas, mas los poetas rescribían sobre el blanco, y cada vez lo hacían mejor.
Así la ciudad retomó sus colores, sus imágenes, sus metáforas, sus referencias al fin. Pero algo faltaba, el cielo aún seguía gris… El problema estaba en que ningún poeta podía llegar hasta allí con su pluma. Y lo que escribían los aviones, al tiempo se lo llevaba el viento.
Es por eso que los insurrectos irrumpieron en el planetario, sacaron las estrellas de allí y las volvieron a colgar en el cielo. Ahora, la inspiración fue tan grande que de una sinalefa el cielo se tornó celeste de día y azul de noche. La dictadura terminó y fue electo un presidente del partido modernista…

lunes, 14 de marzo de 2011

Como si hubiera leído Crimen y Castigo



“No sabía, ni pensó siquiera, a dónde iba a dirigir sus pasos; solo sabía “que era necesario terminar ese mismo día, de una sola vez y enseguida, y que de otro modo no regresaría a su casa, porque no era posible vivir así”.”
“Crimen y Castigo” Fedor M. Dostoievski



Yo también camine por las calles sin rumbo
Con mil y una cosas en la cabeza
Con un sol abrasador
Y ajeno al entorno
Yo también enfilé para la plaza del heno

Yo también me lamenté del descosido
Y me señalaron por roto
En una cadena interminable

Yo también encontré diferencias en la rutina
Y tropecé en el café de los viejos
Con jóvenes dormidos

También cambié de parecer
Y atardecí en un jardín de lirios

Yo también gasté mi dinero en libros
Como si hubiera leído Crimen y Castigo
*Oleo: el Bosco

La lista, el viejo y Dios



Cuenta la historia, que en una ocasión un viejo enfermó, y levantando las manos al cielo, imploró ayuda a Dios. Éste escuchando su súplica, descendió de los cielos para socorrerlo.
El hombre, al verlo, se asustó mucho, más Dios le dijo que no temiera, que él era su creador. Ni bien se le pasó el susto, el enfermo comenzó a pasar boleta de todo los males que lo aquejaban.
Dios, en voz alta, pidió silencio y le propuso un trato a su criatura.
_Aquí te doy una lista de todas las enfermedades del mundo_ le dijo_ tómala y elige la que más te plazca para venir conmigo…_
_Pero…_ protestó el hombre.
Para desgracia del tipo, Dios, al terminar de hablar, había desaparecido. En su lugar, había dejado un largo papiro, con una larga lista con todas las enfermedades del mundo. El hombre la tomó y empezó a leerla desconcertado. Había enfermedades de nombres larguísimos y que nunca había escuchado en su mismísima vida.
Enojado, encendió el hogar de su casa y se propuso a tirar al fuego el largo papiro.
_Yo no haría eso si fuera tu…_ dijo una voz muy suavecita.
El viejo levantó la vista, y sobre la mesa ratonera vio a una persona muy hermosa que estaba rodeada de luz, la luz más hermosa que habían visto sus ojos.
_Hola hermano _le dijo éste_ soy tu ángel de la guarda. Estoy aquí para ayudarte con tu elección.
_¿Hermano?_ le respondió el hombre_ casi me matas de un susto… Pero bueno, ayúdame a descifrar este acertijo.
_Con gusto…_
_A ver dime, que tal ésta: disnea…_
_Parece que no conoces mucho de enfermedades…_
_Ok, entonces no. Qué tal: esputo. Pero pensándolo bien, no si tiene que ver con la homosexualidad…_
_Nada más lejos de la realidad…_
_Ok, ¿y escorbuto?_
_Puede ser… ¡Ay no, tu no!_
En ese momento el ángel desapareció y con él su brillante luz. Se sintió un fuerte olor a perfume; la puerta se abrió y por ella entró un tipo vestido de traje y galera.
_Buenos días señor, mi nombre es Sr. Belcebú_ dijo el diablo dejando su galera en el perchero_ vengo a traerle la solución a su problema_
_¿En serio…?_
_¿No sabe ustedes que mentir es un pecado? Ahh, cierto que usted no es creyente_
_Escucheme, no puede hacer que todo esto termine, que me sane y que pueda seguir viviendo. Usted me entiende, aunque sea por mano izquierda…_
_Por eso estoy aquí. Vengo a traerle el elixir de la vida, el secreto más buscado por los descubridores. Lo único que tiene que hacer es poner su alma en hipoteca y firmar aqui.
_ Si, seguro… ¿aquí?
El viejo firmo, y el diablo tomó su galera del perchero.
_El secreto es que sumerjas el papiro en agua_ le dijo_ así las enfermedades se borrarán y tu tendrás una vida poco agitada_
Al decir eso el diablo se esfumó.
Estaba el hombre llenando el lavatorio con agua cuando la voz suavecita habló.
_¿Qué te dijo ese cretino?_
_Nada…_
_¿Qué estás haciendo?_
_Nada…_
_A mi no me puedes mentir, soy parte de tu conciencia…_
Cuando el lavatorio estuvo lleno, el hombre sumergió el papiro en el agua con tanta mala suerte que al sacarlo no sucedió nada.
_¡No puede ser…!_ gritó el hombre asombrado.
_Si, mi hermano_ dijo el ángel_ el viejo Bel te ha timado. Pero no te preocupes, no puedes hipotecar tu alma, porque ya está hipotecada…_
_Ay, Dios… me siento tan mal. Me estoy mareando y si me lo permites me voy a acostar…_
_No, no puedes hacer eso… El jefe me envió especialmente para ayudarte con tu decisión_
_Entonces, sírveme un poco de agua fresca, sino no podré seguir esta conversación…_
El ángel de la guarda acostó a aquel que tenía bajo su cuidado en la cama, lo arropó y le dio de tomar fresca agua.
_Gracias_ le dijo el viejo.
_¿Y bien…?_ respondió el angel.
_Estaba pensando… ¿qué tal morir de desnutrición?_
_Pocos mueren de desnutrición, y en cambio muchos de excesos; pero como tú quieras, es tu decisión_
_No, no, espera… No ayuno y quiero morir de desnutrición… ¿qué tal algún cancercito indoloro?_
_¿Cómo cuál?_
_Cancer de pulmón, siempre fui fumador…_
_Pero no por eso mereces morir de aquello. Te reitero que es tu decisión. Vete apurando que se nos acaba el tiempo; vivimos en un vida temporal, el tiempo vale oro ¿me estás escuchando?_
El viejo se había quedado dormido.
Su ángel de la guarda le besó la frente (como todas las noches) y notó que dormía apaciblemente. Es por eso que decidió dejarlo seguir durmiendo tranquilo el sueño de las almas.

*Oleo: Pietro Perugino

domingo, 13 de marzo de 2011

Canto a mi solo y en soledad

“Y me pregunta
me veo bien
le digo si
estás maravillosa hoy”
“Estás maravillosa hoy”: Jaf

El pueblo es un infierno
Y los alrededores arden
Discúlpame querida
Es que con tanto barullo
Olvidé no quitarte la vista

El aire es música
Y santos los oídos
Discúlpame querida
Es que soy un tipo pudoroso
Y olvidé que te debía

Los payasos son de mentira
Y distraen a los quemándose
Discúlpame querida
Es que se me fue la lengua
Y olvidé que me querías

El clima es raro
Y no perdona hostíl
Discúlpame querida
Es que con tanta grotesquería
Olvidé las ganas de vivir

El asesino

Si me cebas mate, yo escribo
Charles S. Robinson

El asesino salió del bar y caminó hasta la librería. El asesino, ese asesino entró a la librería y compró un libro cualquiera, digamos las obras completas de San Juan de la cruz. El asesino, ese asesino, el criminal, dobló en la esquina de la siguiente calle y se dirigió hasta la terminal, donde sacó un pasaje a Saladillo. El asesino, ese asesino, el criminal, ese bandido, se percató de que su victima lo había visto, por eso salió de la terminal por la puerta de atrás. El asesino, ese asesino, el criminal, ese bandido, el malhechor dio una rápida vuelta a la manzana y esperó a que su victima saliera del kiosco. El asesino, ese asesino, el criminal, ese bandido, el malhechor, el maldito, encendió un cigarro y se puso otra vez tras los pasos de su victima. El asesino, ese asesino, el criminal, ese bandido, el malhechor, el maldito, el mismo, acompañó hasta la casa a su victima que al verlo echó un grito.
_¡Casi me matás de un susto, mi amor!_
_Disculpame querida, quería seguirte como un enamorado desconocido…_

miércoles, 2 de marzo de 2011

Treinta y cinco


Yo conducía mi renó 9, GNC motor 1.6 de 75 CV a 5.000 rpm, aire acondicionado, levanta vidrios automáticos (por supuesto que estaba a nafta). En cambio Le Schifler (como me gustaba llamarlo a ese gil) manejaba un Gol nuevo, naftero, motor 1.6 de 4 cilindros y tuneado hasta los huevos; de esos que tienen que pasar de costado los lomos de burro.
En cuanto a mi auto, lo había tomado prestado de mi hermano (al que le tocaba usarlo ese sábado) mientras él estaba en el boliche. Si se enterara de que le había sacado el auto seguro me mataría; pero si se enterara por qué lo había hecho, seguro lo habría dejado pasar. Gracias Dios por tener con mi hermano enemigos en común.
Le hice señas de luces, pero no respondió. Se ve que estaba mandando un mensajito de texto mientras manejaba. Repetí las señas y ahora el conductor pareció percatarse de mi presencia.
Cuando me puse a la par el pibe bajó la ventanilla. En ese momento, me di cuenta que la indiferencia no se debía al celular, sino a que en el asiento del acompañante venía su novia. Parece que esa noche ambos estaban inspirados como dos tórtolas en primavera.
_¿Cuánto hay?_ me preguntó Le Schifler.
_¡Treinta y cinco!_ respondí rotundamente.
El pibe me levantó el dedo mayor y me señalo el próximo semáforo en rojo. Yo me reí en su cara (y en la de su novia) y le hice el gesto de que la mamara.
_¡Hasta la estación!_ le dije.
Serían más o menos 500 metros llanos de carrera.
Miré la hora. Solo me quedaban 20 minutos para devolver el auto a la puerta del boliche y que mi hermano no se diera cuenta de lo sucedido. Me había encargado de no fumar ningún cigarrillo porque ensucia la alfombra (y dejan el olor típico del tabaco), de no subir a ninguna mina porque usan perfume (entre otras razones) y de no usar el auto a gas para que mi hermano no notara el gasto de combustible. Más tarde por la mañana le cargaría nafta y asunto arreglado.
Semáforo en rojo: nos pusimos a la par y la noviecita de Le Schifler se bajó para hacer de árbitro. Semáforo en amarillo: aceleré el renó y ronroneó suavemente; el gol rugió como un león e hizo sacudir sus guardabarros. Semáforo en verde: la noviecita bajó los brazos y ambos salimos disparados en segunda marcha. El coche de mi competidor aró, lo que le hizo perder un poco de terreno, quedando yo en la delantera.
Cuando llegamos a la mitad del camino, nos pusimos a la par. Intenté exigir un poco más el renó pero no hubo caso. Le Schifler me miró por la ventanilla y me hizo pito catalán. Luego pisó el acelerador a fondo, rebasándome. En ese momento me preguntaba por qué diablos mi auto no tenía un turbo como en las películas y los videojuegos.
Me había sacado unos cincuenta metros, cuando de repente, de la esquina de la mano en la que él venía, se cruzó un colectivo de la línea 88, que no estaba dispuesto a frenar. Inmediatamente, echó una frenada seguida de un volantazo que le hizo hacer un trompo. El susto que se pegó ese cristiano fue tal, que creo yo no vuelve a tener más hipo en su vida.
Llegué hasta la estación y volví en contra mano tocando bocina y gritando: “¡35!”. Estaba llegando, cuando vi que Le Schifler había chocado pero a pesar de ello se encontraba en buenas condiciones. Dejó el auto, dobló corriendo la esquina (de la que había venido el colectivo) y se dio a la fuga. Yo creo que estaba demasiado bien…
Toda la escena era apreciada por la atenta mirada de José Pablo Feinman, montado en su cupé fuego, con la cabellera revuelta al viento y escuchando de fondo un casette de Credence.
A Le Schifler lo encontré saliendo del garaje de su casa. Estaba montado en la hermosa chevy del papi, motor V8, 2.0 de 8 cilindros y 101 CV A 5.250 rmp.
_¡Págame mis 35 Ricci!_ le dije.
_¡Te pagaré el doble si me corres con esta preciosura…!_
Miré la hora. Faltaban solo unos pocos minutos para que mi hermano saliera del boliche.
_¿Y tu novia?_ le dije.
_Sabe volverse sola…_
_¡No a lugar,_ le dije como si estuviera en una clase derecho_ págame mis 35!_.
_ Solo si me alcanzas pete…_ me dijo_ ¡vamos, el que llegue antes a la estación gana! ¡Te daré 100 metros de distancia de changüí!_
Ésta vez se dio a la fuga en auto. Esa chevy corría como una saeta encantada. Lo perseguí como pude.
Ricci corrió hasta la estación y aprovechando un montículo de tierra dio un salto impresionante que lo dejó del otro lado de la misma.
Yo nunca había corrido tan bien, pero en casos como éste creo que no interesa qué tan bien puedas llegar a correr, sino qué tan grande sea tu motor. Afortunadamente, antes de saltar Ricci había dejado caer los 35 pesos que me debía. Los tomé y me propuse pagar con ellos la mañana siguiente el combustible utilizado.
Miré el reloj y me agarré la cabeza. Habían pasado más de 20 minutos desde que mi hermano había salido del boliche. Ya me venía venir la delatada de mi hermano y consiguiente cagada a pedo por parte mis padres.
No quedaba ni el loro en el boliche. Pensé en hacerme el boludo y dejar el auto dónde lo había encontrado.