domingo, 12 de diciembre de 2010
El regreso de Dextre
De lo que fue del pueblo que les voy a contar, fue de aquel en el que viví por un corto período de tiempo. Su Nombre es C… y, como les venía diciendo, yo tendría unos 15, 16 años cuando viví allí. Mi madre pensó que sería un buen lugar para que yo creciera, por eso decidió que nos moviéramos de nuestro país de origen a aquella localidad.
Ni bien arribé a la estación de trenes, un robot pequeñito (que lo tenía de algún lado) llamado Matetito, me dio la bienvenida y me indicó que él sería mi acompañante durante mi estadía. Más tarde me di cuenta que todo el mundo contaba con uno.
_Deberá ser de industria nacional…_ pensé.
Le dije que quería ir hasta el barrio Los Aromos a visitar a unos viejos amigos. El robot me informó que no había remises disponibles en ese momento y que si gustaba podíamos ir caminando. Respondí que si, y esa no fue una buena decisión… Matetito caminaba a paso de tortuga, lo que me hacía tener que estar esperándolo cada 20 metros. Es por eso que como conocía el camino me adelanté.
_ No se preocupe por mí_ dijo y suspiró_ luego lo alcanzo…
A mitad de camino se me cruzó en el medio de la calle un colectivo de la línea 51. Pensé que el chofer se había vuelto loco.
_Andrés…_ me dijo.
_Si ¿quién eres?_ le pregunté
Aquel no era otro que Jesús, uno de los chicos del grupo misionero. Había perdido la mayor parte del cabello, pero sus rasgos se mantenían intactos como cuando tenía 20 años.
_Bueno…_ les dijo a los pasajeros_ todos abajo… esté bondi queda fuera de servicio..._
La gente puso el grito en el cielo, mas a Jesús no le importó mucho y pisó el acelerador a fondo. En el camino le conté ya me había recibido y como estaba de tiempo libre quería visitar a viejos amigos. No tuve la posibilidad de hablar mucho con él porque, a la velocidad que íbamos, llegamos a destino en un abrir y cerrar de ojos (y por calle de tierra).
_Bueno loco, acá te dejo, tengo que seguir laburando…_me dijo
_Bueno, ¿pero te puedo pedir un favor?_ le pregunté_ dejé a mi acompañante en el camino ¿lo podrías traer hasta la plaza del barrio?_
_Ahora, cuando vuelva de la estación te lo traigo_ me dijo_ ¿Un Matetito me dijiste que era el robot, no?_
_Así es, gracias…_
_De nada loco, nos vemos…_
En la plaza lo encontré a Facundo tomando aire debajo de un árbol.
_Locooo…_ me saludó.
No había cambiado mucho. Se había dejado la barba larga y ya peinaba algunas canas. Todavía llevaba colgaba la vieja cruz de misionero.
_¿Cómo vas, qué es de tu vida?_ le pregunté.
_Bien_ me dijo_ me consagré definitivamente a la misión y ahora vivo en el barrio. También sigo tocando el bombo, formé una banda y no hay peña de la que no nos llamen, y no sabés… las minas se vuelven locas. Pero que no me escuche mi mujer porque me mata…
_Ahh, te casaste…_le dije
_Si, y vos… ¿qué contás tanto tiempo?_
_Yo bien, aprovechando el tiempo libre para visitar a viejos amigos.Has visto que ahora con los aviones de la estratósfera, se puede estar en una hora en cualquier lugar… Pero cuéntame que fue de los demás chicos…_
_Ahh, si, mirá, Iván está tocando en este momento la guitarra en la plaza, allá en el banco que está cerca de los juegos, ¿lo ves?_
_Si, ahí lo veo, gracias.
Lo saludé y me fui directo al encuentro con Iván. Como me había dicho Facundo, estaba tocando la guitarra y al lado tenía la gorra de las monedas. Estaba tocando una canción de Metálica.
_Hola Iván, ¿cómo vas?_ lo saludé y dejó de tocar.
_..._
_ Disculpa, me había olvidado que eras un hombre de pocas palabras…_
_..._
Se levantó y me dio un abrazo. Hizo montoncito con ambas manos y entendí que me preguntaba qué estaba haciendo por allí.
_ Tenía ganas de volver a verlos…_
Ésta vez lo hizo con una sola mano.
_Bien, gracias ¿y tú?_ le respondí.
Me levantó el pulgar, luego me hizo la mímica de una guitarra en el aire. Frotó sus dedos pulgar e índice y me señaló la gorra.
_ Qué bien_ le respondí_ ¿y de esos vives?
Pareció enojarse cuando le pregunté aquello porque sacudió con fuerza su dedo índice de un lado a otro. Otra vez me hizo la guitarra en el aire y me mostró con la mano distintos talles de altura.
_ ¡Ahh, con que tenés pupilos…!_
Asintió con la cabeza y me dio otro abrazo. Parecía contento de verme.
_¿ Y sabés algo de los demás chicos?_
Pareció asustarse cuando le pregunté eso. Me hizo el gesto del pelo hasta la espalda y luego levantó sus manos en forma de garras.
_ No te entiendo bien_ le dije…_
Me señaló la calle por la que tenía que ir, se llevó el índice al párpado (como diciendo que tuviera cuidado) y se tocó la falange del dedo anular. Lo saludé y mientras me iba me deleitó con un pedazo de un tema de los Beatles.
No hice muchas cuadras cuando la vi. Era Giselle, la pelirroja de pelo hasta la cintura (o al menos hasta allí lo tenía antes de irme). Parecía que todos estos años se lo había dejado crecer porque casi le tocaba el piso. Además al parecer se lo había cuidado de tal manera que podía contralarlo a voluntad. Es por eso que lo usaba para fines prácticos (además de los ya conocidos por la ciencia).
La llamé y el pelo se le hizo una especie de fonógrafo que le permitía escuchar a la distancia. Después (cual las cadenas de Andrómeda) le señaló de dónde venía el sonido por lo que vino a mi encuentro.
_¿Cómo estás Giselle?_ le dije y el cabello se le erizó (como el de un gato enojado) y la hizo parecer una poderosa bruja.
_¿Quién sos, y qué querés?_ me preguntó con recelo.
_Soy yo, Andrés, ¿no te acordás de mi…?_ le respondí
_Hey, Andrés, ¿cómo estás?_ me dijo y recogió su cabello formando una hermosa trenza roja_ disculpame, es que este pelo es muy desconfiado. Contame que hacés por acá...
Le conté lo mismo que le había dicho a los otros chicos (ya me estaba cansado de explicar siempre lo mismo). A continuación le pregunté por su cabello.
_ Si, he aprendido a controlarlo a mi gusto… _ me dijo_ pero estoy harta de que me pregunten por él, así que me lo voy a cortar de una vez por todas…_
Su pelo pareció escucharla porque se puso como loco. Las mechas se revolvían y se le iban a la cara. Al final, la cabeza le quedó hecha una melena de león.
_¡Bueno, basta, quietito…!_ le ordenó Giselle, y el susodicho (como un cachorro asustado) se le alisó por la espalda para allí quedarse.
Estaba preguntándole por su estado sentimental, cuando llegó Matetito transpirando aceite. Traía un mensaje para mí.
_ Señor_ dijo entre silbidos_ su amigo Germán desea recibirlo en su casa.
Mi corazón se llenó de alegría, si había alguien a quienes quería ver era a los mellis. Me sorprendí al enterarme que seguía viviendo en el mismo lugar de siempre. Toqué timbre y a mi encuentro salieron dos perros mecánicos que ladraban con sonido a metal.
_¡Andrecito…!_me dijo una voz_ ¿cómo estás?_
Eran Germán uno de los mellis que me hablaba por el portero.
_Esperá que desactivo los perros, sino me van a comer vivo a mi también…_ me dijo
Me hizo pasar y me ofreció tomar unos mates. Le dije que prefería un té (él sacó el agua un rato antes de que hirviera, llenó el termo y con lo que quedó hizo té). Hablamos un rato largo. Me contó que se había dedicado al comercio de colchones y que le iba muy bien. Luego me hizo las preguntas itinerantes por lo que yo también le conté de mi vida. Le conté que había visto a un par de chicos y a continuación le pregunté por los demás:
_ ¿Cómo anda Clara?_
_¿Qué Clara? no te entiendo_
_¡Clara, esa chica…!_
_¿Quién el Tucán…?_
_Nada, olvídalo…_le dije_ ¿y qué fue de Jerusalen? Cuéntame…_
_Jerusalen se casó hace un tiempo con Luciano Pereira…_
_¿En serio me decís, con el cantante?_
_Nooo… con Luciano Pereira Martinez el contador público…_
_Ahh… mirá, la hizo bien…_
_La verdad…_
Cuando le pregunté por su hermano me dijo que en ese momento estaba de visita en el asilo de ancianos. Ya se había terminado el agua del termo por lo que le ordenó a mi robot que si su dueño quería, que lo lleve directamente al asilo. Yo acepté.
_Señor…_me dijo el robot_ el colectivo de su amigo Jesús ya está de vuelta en el barrio. Si lo desea podemos tomarlo_
_ Si Matetito, vamos a la parada_
Los saludé al melli y prometí que volvería. En el camino Matetito se retrasó otra vez. Volví para regañarlo, pero él en cambio mepresentó con una solución.
_Señor…_ me dijo_ si lo desea puedo encender mis propulsores para ir volando_
_No lo sé Matetito, no confío en tu modelo_
_No se preocupe por eso Señor, soy 100% industria nacional_
_Bueno, a ver…
Creo que haber aceptado fue el segundo error que cometí en el día. Parece que los propulsores estaban tapados porque fallaban. El vuelo fue de a rato parejo, de a ratos turbulento.
Llegamos a la parada justo para cuando el colectivo se acercaba. Jesús me hizo una propuesta un tanto indecente:
_Loco… te juego una picada, yo con mi 51 y vos con ese Matetito_
_¿Estás loco vos?_
_Si, así nomás te lo digo. Yo hago bajar a toda esta gente y te corro…_
No llegué a responderle, que Matetito encendió sus propulsores. Corrimos por la calle que entra al pueblo a toda velocidad. Yo tenía el corazón en la boca. Temía que Matetito se destartalara todo y rodáramos por el piso. Al llegar a la estación se nos cruzó una S100 y ambos pegamos la frenada. Jesús se la puso con la camioneta; Matetito atinó a levantar el vuelvo para esquivarla.
_ Bueno loco… me ganaste_ me dijo Jesús_ ahora llamo a la grúa y me voy para mi casa, total me lo tienen que pagar por bueno…_
Ambos nos reimos. Matetito estaba contento. Lo tuve que regañar y hacerle prometer por sus circuitos que no lo volvería a hacer.
En el Asilo me lo encontré a José, el otro melli. Como me había dicho Germán estaba de visita al hogar. Le pregunté si había alguien conocido allí y en ese momento apreció el padre Alejandro. Estaba todo musculoso y vestía una bata verde como las de oficiar misa.
_¿Y el padre Mario…?_ le pregunté
_..._
_No me digas que…_
_No, está retirado_ me dijo José_ ahora se dedica a el oficio de Batman.
_¿Y Federico, el seminarista?_
_Es el cura párroco y también trabaja de Robin para el padre Mario_
_Y no me digas que la sacristán es batichica…_
Nos reímos un largo rato. Se hizo de noche y Matetito me avisó que tenía que tomar mi vuelo de regreso a mi país. Abracé a José y le dije que le dejaba saludos para cada uno de los chicos que había visto (y a los que no también)
Al llegar a la estación le di las gracias a Matetito y a continuación éste se autodestruyó.
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Jaja como me reí, mas que nada porque citas conocidos. El té conviene hacerlo con agua hirviendo, na...
ResponderEliminarMe parece una historia que despues de haberla escrito un chico de 11, 12 años se modifica para los adultos, o nosotros. Éxitos
No entendí bien lo que quisiste decir. Lo escribió un pibe de 20! jeje
ResponderEliminarVos decís que es como el principito que lo volvés a leer y encontrás nuevas cosas???
No melli, las ideas parecen las de un chico de 12, 13 años pero contextualizadas con el lenguaje de un adulto, porque casualmente vos lo escribiste....Aunque vos no lo entiendas mi idea es válida jaja. Que tiene que ver con encontrar nuevas ideas? disparaste para cualquier lado, se nota que no me entendiste je. Bueno melli en fin, me gustó. No hay vuelta que darle...esta buena
ResponderEliminarDisculpas lector, ahora lo entiendo bien.
ResponderEliminarEs que ya me había emocionado de que me compararan con Antoine de Saint-Exupéry.
Jaja
Abrazo
Ahh, y el lunes lo llevo al taller!
ResponderEliminarMulticopias para todos!!
Saludos!!!