domingo, 15 de mayo de 2011

El Manco dejó de soñar

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A mi correctora virtual: Laura

Dicen las malas lenguas (y como yo no escapo a ellas) que el “Manco de Lepanto” Don Miguel de Cervantes Saavedra mientras escribía su famoso Quijote de la Mancha, decidió comenzar a detallar sus sueños en una libreta.

Así pasaban días que por cuestiones laborales no podía plasmar en el papel aquellas imágenes nocturnas, causándole ésto, muchísima desdicha y dolor.

Fue tal el desamparo, que decidió consultar con alguien que conociera más profundo el alma humana. Es por eso que acudió a su confesor, para el tiempo de las vísperas. Éste le dijo que escribir los sueños daba lugar a que Lucifer metiera la cola y lo exhortó definitivamente a evitar esa costumbre, citándole un fragmento del salmo 22.

Cervantes, se fue muy decepcionado de aquella confesión, tanto que le llevó a divisar un final muy oscuro para su trabajo, un final que llegado el momento, gracias a Dios, no escribiría. Por el contrario, pensó en tirar a la basura sus manuscritos y echar atrás su invención, la novela, para escribir un libro de fábulas que relataran sus sueños.

Su compañero de celda, un hombre de rasgos turcos lo previno cuando se disponía a quemar su inconcluso Quijote. Para ello citó a Poncio Pilatos en la crucifixión, lo que Cervantes recibió de muy buen humor, perdonándole la vida a sus escritos.

No por ello abandonó del todo la idea de publicar sus sueños. Anotó tantos que con el tiempo dejó de soñar. Dicen que al despertar, no recordaba nada de lo que había soñado la noche anterior. Solo retenía un espacio en blanco, como las hojas de su libreta.

Desconsolado, decidió acudir de nuevo a su confesor. Éste le dijo que él se lo había advertido y que aquello no era otra cosa que el castigo por haber sido testarudo en su obrar. Cervantes lloró para esas vísperas a los pies de su confesor, y pidió perdón largamente a Dios en el sagrario. Los monjes lo tuvieron que sacar arrastrando del templo, dejando atrás suyo una estela de lágrimas.

De nuevo en la celda, su compañero le preguntó que le sucedía. El musulmán lo escuchó atentamente y al final sentenció un consuelo llenó de refranes occidentales. Dicen que esa noche Cervantes soñó y como homenaje a su compañero incluyó en su Quijote varios de los refranes que éste le había dicho.

* Dibujo: Saura

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solo te pido que mi espacio llenes con tu luz":