viernes, 21 de abril de 2023
martes, 11 de abril de 2023
La pasión de los malditos
LLEGUÉ A ESTE LUGAR como perdiendo cosas por el camino. Seco y ripioso fue el trecho que me trajo hasta aquí, pero más doloroso resulta ser este bosque al que no llegan de la ciudad más que gemidos de dolor.
La vida fue siempre un presagio de lo que sería el final, como las frutas, que tienen la muerte contenida en sí: temo el grito se seca más allá de los dientes de los ojos caen lágrimas con un gusto familiar.
He amado tanto y odiado con excesiva fuerza, sobre todo a aquellos que decían: “de ese país jamás saldrá algo bueno”. ¡Señor, que venza en mí el amor! Y perdónanos porque no sabemos lo que hacemos.
¿No ves, acaso, que mis niños están hambrientos? Cargo ya con el instrumento con el que cerrarás mis ojos: ¡Dame al menos de beber del mismo cáliz del que bebe comúnmente el último de mis hermanos!
¡Padre, ahora amo a todo el mundo y me entrego! Ahora vivo porque no muero ya. Y sin embargo, aún no ha llegado el momento.
Hágase en mí, del mismo modo, tu preciosa voluntad.
viernes, 7 de abril de 2023
DE HORAS Y BANDONEÓN
Tu bandoneón, Rubén
dice la verdad de todas las cosas
tu bandoneón, Rubén, cada tardecita
(cuando
baja
el
sol)
en un recodo de la estación de Temperley
Cuando tu pie, Rubén, marca los compases
hace temblar el puente peatonal
y cambiar las luces de los semáforos
para sorpresa de los conductores y los
banderilleros
ahí pasa un tren
A EZEIZA,
ahí uno A
ALEJANDRO KORN,
aquel se va parA
CONSTITUCIÓN
y aquel otro
parA HAEDO
Las mejores piernas del sur
ves bajar los escalones, Rubén,
recuerdo de aquel tiempo en que te
jugabas entero
y una milonga bien tocada hacía la
diferencia
tiempos en que los puchos se consumían más lentamente
¡Quién pudiera volver atrás el reloj!
ahí pasa un tren
A VARELA,
ahí uno A TROILO,
aquel se va parA
GOYENECHE
y aquel otro
parA DONDE QUIERAS
Hay de aquellos que no te vean, Rubén
hay de aquellos que no te dejen un
billete con una reverencia
(recibiendo de tu parte un graciӕrmano)
hay de aquellos que no te oigan, Rubén
pobre de aquellos
no comprenderán nunca el hueso de sus
penurias