domingo, 29 de diciembre de 2013

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Me preguntáis por qué escribo tantos versos de amor
y por qué mi libro suena tierno en los labios. 
No me los dicta Calíope, no me los dicta Apolo:
mi amada es la inspiración de mi talento.
Si la veo caminar luciendo un vestido de Cos,
todo este libro versará sobre las telas de Cos;
si veo sus cabellos caer esparcidos sobre su frente,
se alegra de ir orgullosa por mis elogios su cabellera;
si con sus dedos de marfil acompaña una canción a la lira,
admiro qué técnica rasgan sus ágiles manos;
o, cuando deja caer sus ojos que se inclinan al sueño,
encuentro como poeta mil temas originales;
o si despojada del vestido lucha desnuda conmigo,
soy capaz entonces de componer largas Ilíadas;
y, haga lo que haga y diga lo que diga, 
de una nadería surge una gran historia*


*Propercio, Sexto; Elegías; Libro II, elegía 1(fragmento); Ed. Gredos; Buenos Aires; 2001

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"Yo no te pido que me bajes una estrella azul
solo te pido que mi espacio llenes con tu luz":